domingo, noviembre 13, 2011

Chale

Chale

Hace un par de años que me he aficionado a las expresiones. Incluso en otros idiomas. Me imagino que es porque son parte de mi trabajo. Así como un ingeniero se interesa en saber como funcionan las máquinas por el hecho de tener que trabajar maniobrándolas y ante la posibilidad de que en algún momento tendrá que operar un aparato "nuevo" pero que el ya sabe su funcionamiento. Así igual yo me dedico a observar y analizar el funcionamiento de las expresiones. Son una herramienta que uso un montón. Pero como decía al principio, va más allá, porque lo mío con las expresiones es en realidad una afición.

Las Expresiones son la representación física, en este caso verbal, de un estado de ánimo provocado por una situación específica. No es lo mismo que un italiano diga "Mama mía"! cuando le meten un gol al Nápoles, que si dice "Mama Mía"! cuando ve a una hermosa romana rubia de 1.80 metros paseando a su rottweiler. Los japoneses dicen "Sugoi" a lo que los gringos exclaman "Awesome" (que se dice "osom", osea que de 7 letras sólo pronuncian 4), los franceses y los alemanes dicen "Super", los españoles "De puta madre" y los mexicanos "Que chingón". El sugoi se dice suavecito y la i del final le da forma a la boca para facilitar una sonrisa. El awesome, que por cierto ha de estar de moda porque lo oyes todo el tiempo, se me hace que se queda corto, porque bien podrían decir "amazing" que es una palabra que me recuerda siempre a Spider-Man. El super de los europeos es de plano muy mamucas. El peyorativo sobre la actividad sexual de la mamá de los gachupines sigue siendo una incógnita epistemológicamente hablando. Como en México todos queremos ser chingones, cada que nos pasa o descubrimos algo chingón es un paso más que nos acerca a la chingonería.

Pero yo en realidad quiero hablar de una expresión mexicana para la que no he encontrado traducción. "Chale". Incluso pienso que el Chale no es sólo única de los mexicanos sino que de cierta manera nos define. Cuando nos pasa algo malo, que nos llega de improvisto, que va en contra de nuestros objetivos y que tendrá graves consecuencias, solemos aplicar un "Me lleva la _____" (El espacio del final se puede rellenar con varias subexpresiones). Es como aqui en España el "Me cago en ____" (mi preferida es "me cago en todo lo que se mueve" aunque lo más común es cagarse en Dios, pero no vaya a ser que Dios se cague en mí, prefiero por eso defecar (conceptualmente) sobre su creación. Son expresiones llenas de coraje, de rabia, de ira, incontenidas.

Si a los mexicanos nos pasa algo no tan malo exclamamos "bueno", como si revaloráramos eso que nos ha pasado convirtiéndolo realmente en algo positivo, o sea algo "bueno". Su interpretación en el castellano manchego sería el "vale" que consiste exactamente en lo mismo, lo acepta, lo valida.

Con el "Chale" no hay odio, no hay una catarsis tanática ni erótica, tampoco hay una revaloración de la situación. El chale es la rendición ante un destino profetizado como una catástrofe a pequeña o a gran escala que no estaba en el calendario pero que todos sabíamos que tenía muchas posibilidades de que sucediera. Se convierte en una expresión de bienvenida hacia la tragedia que se desata a partir de un acontecimiento negativo. Cuando decimos Chale no nos llevamos las manos a la cabeza, ni tampoco levantamos los hombros, simplemente lo decimos.

Chale, otra vez se cayó la aeronave del secretario de gobernación. Chale.

Teoría del caos 10 x 1 = 10


Hasta donde recuerdo, cada 10 años se lleva a cabo el censo nacional de población de la República Mexicana. No se si sea eso demasiado tiempo o demasiado poco en cuanto a su periodicidad. Porque en 10 años pasan un montón de cosas.

Cuando entré a la prepa, en 1989, yo jugaba en la selección de basquet bol del instituto Lux. No se cuanto medía, pero me imagino que 1.60 mts, y esto me hacía pertenecer a los del rango de "no tan bajito tirando a mediano" de estatura. El primer día de clases llegué en patineta. Una Sims - Eric Nash modelo 1989 flamante con trucks Tracker Agro y llantas Santa Cruz.

En 1992 me gradué de la prepa. No me acuerdo que patineta tenía en ese momento, llevaba un tiempo tocando la batería y dejé de jugar basquet, básicamente porque seguía midiendo 1.60 mts. Es algo que me marcó para toda la vida. El hecho de no haber crecido no me acompleja, pero obviamente es algo que tengo muy presente. Durante los siguientes 9 años me dediqué a tratar de crecer, aunque fuera en otros aspectos. Fueron un desastre. Lo único bueno de todo ese tiempo fueron los amigos que me iba encontrando y que siguen aquí. En el verano del 2001 seguía yo intentando crecer. Para ese entonces no estaba tocando tan mal la bataka, así que abrí mi mente y busqué nuevos horizontes. Trabajaba con Humberto Aguinaga y Ernesto Romero en Porinternet.com, era el webmaster de un sitio web bastante interesante y que giraba en torno a la ciudad de León. Paradójicamente, empecé a tener contacto con leoneses que vivían fuera de la ciudad, incluso del país. Uno de ellos, decía ser médico y que vivía en París. Cotorreábamos bastante seguido, y en una de esas me ofreció hospedaje por un tiempo en la ciudad de la luz y le tomé la palabra. Después de Porinternet estuve en varios despachos de desarrollo de multimedia, pero en verdad no fue un año fácil para mi. Terminé chambeando con Jorge Malo y Yashin aprendiendo un montón de diseño. Para septiembre me dieron luz verde para entregar mi tesis a revisión. En noviembre me la aceptaron y pedí fecha para hacer el examen recepcional la primera semana de diciembre. Justo antes de esa fecha, un par de días, cobré una lana de un CD-Rom que había hecho por mi cuenta trabajando en mi casa. Cuando iba hacia el estacionamiento después de cobrar pasé frente a la agencia de viajes donde había comprado los boletos para los pocos viajes que había hecho hasta entonces. Entré y me compré un boleto para Madrid con fecha de retorno a 2 meses. El 12 de diciembre agarré una maleta y mi tarola de la batería, agarré un avión hacia la capital española sin tener ni idea de donde me estaba metiendo. El título universitario lo dejé en casa. En Madrid estaban viviendo Toño Alvear, Maite Hernandez y Poncho Hurtado, y por casualidad, andaba de vacaciones por allá Ernesto Valentín Padilla. No me quise perder la oportunidad de cotorrear con estos 4 en Madrid y decidí que mi viaje empezaría ahí y terminaría en Paris, buscando al doctor leonés y visitando los bares de jazz del barrio de Sant Martin para ver si podía tocar en alguno. Luego fui a visitar a Renee Solorzano a Valencia, que compartía piso con Marce Armas y Rodrigo Solís. Pasé con ellos navidad y año nuevo. Hice otra escala antes de París; porque por alguna razón que no me acuerdo o quizá nunca existió, decidí ir a Barcelona. Tres años antes había estado ahí con Lalín, para esas mismas fechas, y desde entonces esta ciudad me encantó, en el más amplio sentido de la palabra. Fue en Barcelona donde el doctor leonés desapareció del mapa, dejó de contestar los mails, se esfumó. Todo pasó demasiado rápido. Un mes después de llegar a la ciudad condal, yo ya estaba rentando una habitación en Sant Andreu y estaba inscrito en una escuela de cine. Seguía midiendo 1.60 mts. Después de más de 10 años seguía sin crecer. Me lo tomé muy en serio y fue entonces que aprovechando mi nueva ubicación geográfica - social - cultural y demás factores, decidí firmemente no crecer más. Y aquí sigo, 10 años después, con mi patineta Reverso con trucks independent y llantas Creme.