miércoles, febrero 15, 2012

Quisiera pensar...

Hace algunos meses, durante una divertida comida con los compas en el rancho de uno de ellos, después de Lagos de Moreno, tuve una revelación. Sienna es la hija menor de Sandra Zapiain y Luis Martínez, es una niña muy inteligente, lo noté desde que era pequeña muy fácilmente: no le caigo muy bien que digamos. Y de verdad digo que es muy inteligente no sólo porque considero inteligentes a las personas a las que no les caigo bien, pero que tampoco les caigo mal, sino que los considero personas sensatas, perceptivas, comprensivas y generosas. A la gente que le caigo mal, que no es ni de cerca tan inteligente como la gente a la que no le caigo bien, son por lo general gente que considero intolerante, pero me divierten. Caerle bien o mal a alguien no es lo mismo. Si le caes mal a alguien es porque seguramente algo hiciste que le pareció intolerable. Yo me considero un experto en equivocarme, me sale pero muy que muy bien y es quizá porque lo practico muy frecuentemente, y en alguno de esos errores hice algo intolerante, pero también a veces, muy pocas pero las hay, me salen bien las cosas. La cuestión está más o menos equilibrada, porque la riego tanto y tantas veces, que cuando le atino a algo le doy en el meritito centro y me salen cosas bien chidas. La gente a la que no le caigo bien, pero tampoco mal, creo que han percibido ese sube y baja y comprenden que la vida es así, son muy inteligentes. Entre la gente a la que si le caigo bien hay de todo, el rango de sus IQs es muy extenso.

Sienna sacó un juego de mesa que es una mezcla de Trivial-Maratón-Chismógrafo. Un juego como el "Sin Escrúpulos" pero para preadolescentes. Que si hay alguien de la clase que te guste, que cuál es tu clase favorita, que cuál es tu tienda de ropa favorita, ya saben, un chismógrafo, en el que las mujeres siempre contestan que su color favorito tiene de nombre una palabra que en tu vida habías escuchado, y tu escoges el azul, y ya si quieres verte muy sensible puedes decir que el Azul Turquesa, aunque no lo sepas distinguir. Tocó el turno de que Sienna me preguntara lo que decía en el cartoncito. ¿Qué quieres ser de grande? y soltó una carcajada. Les digo que es bien viva la chiquilla. Me puse de pié y contesté levantando el pecho, con la cara hacia el cielo infinito y el sol de frente, con una sonrisa que albergaba mi esperanza, y en los ojos una delgada película liquida cubría mis pupilas para poder ver mejor la gran distancia de las añoranzas: "¡Quiero ser burgués!" .



El burgués que quiero ser es un modelo de burgués típico: tranquilo, sin muchas excitaciones en la vida, que si viaja es sólo por trabajo o por placer(hay muchas más razones por las que a veces se tiene que viajar), que tiene el refrigerador lleno y hasta libros de recetas pa escojer, que puede leer el periódico sin exaltarse, ver la televisión tranquilamente...

Quisiera ser una persona que cree que las conspiraciones mundiales son un tema apasionante para hacer películas y libros best seller. Quisiera ser una persona que esté convencido de que los delincuentes son aberraciones y no seres humanos con historia. Quisiera pensar que las entidades bancarias saben lo que hacen, lo hacen bien y para bien de sus clientes. Quisiera pensar que no hay entramados y negocios turbios entre grandes empresarios y políticos sino que en realidad se trata de "intereses nacionales" que nos beneficiarán incluso a las clases más pobres. Quisiera pensar que lo que publican en las noticias son exageraciones y amarillismo político. Que la gente que se manifiesta en las calles son acarreados de algún partido político de izquierdas. Que la idea de que los políticos están controlados por poderes económicos externos al gobierno es una ocurrencia de los alumnos de derecho de las universidades públicas. Que en cada religión del mundo se comparte el espíritu intacto y puro del profeta o mesías que la fundó. Que la medicina ha llegado a salvar millones de vidas y que las infusiones, pomadas y tés son placebos. Que los gringos han ido a la luna un par de veces pero ya no hacen falta más porque ya se tomaron unas fotos bien bonitas y tienen un montón de piedras para examinar que trajeron en un trasto de hojalata retorcida manejada por una computadora con menos capacidad que un USB de los que regalan los farmacéuticos a sus clientes. Que el tequila es 100% agave, y que la marihuana es más peligrosa que el alcohol. Que yo no tengo la culpa de nada de lo que pasa en mi país porque siempre llevo puesto el cinturón de seguridad en el coche y no me paso los rojos. Que no hace falta saber quienes son los diputados y senadores que nos representan en el congreso, que para eso están los partidos, para darle chamba a gente comprometida con ciudades o estados en los que nunca ha vivido. Quisiera pensar que la democracia se sostiene con el simple hecho de ir a votar cada 6 años. Que especulación es un eufemismo de utilidades o de plusvalía en los precios de la tortilla, los frijoles y la leche. Que los hippies existen. Que los reyes son reyes porque algo tuvieron que ver con Dios en algún momento de la historia, aunque no tenga ni idea de en que consistió realmente tal evento. Que el calentamiento global es un fenómeno pasajero y totalmente corregible, y que sólo afecta a Canadá, Islandia, Finlandia, parte de Noruega y Rusia, pero que a los Rusos en realidad no les importa. Que el SIDA lo contagió un chimpancé, la tos un puerco, la diarrea una vaca, el Alzheimer un ratón y la gripa una gallina. Que el desempleo es una cuestión de voluntad, ya que las personas que no tienen trabajo y sueldo digno es porque no quieren. Que los que nos quejamos somos unos exagerados. Quisiera pensar.



Explícale a una niña de 6 años lo que significa ser burgués y luego me cuentas.