martes, septiembre 14, 2010

Nuestro Nombre

¿Qué significado puede tener tu propio nombre cuando lo lleva otra persona?
A mi me ha pasado ya una vez. Mi nombre es Arturo García Pons, y según mi documento de identificación como residente de la comunidad europea, no hay en el mundo alguien que coincida en esas tres palabras que conforman mi nombre. O por lo menos no que esté registrado en la comunidad. Pero fuera de ella hay millones, billones de personas. De cualquier manera, Arturos García conozco, en persona, por lo menos a más de 10. Seguramente habrá más de 1,000. Lo que me pasó lo conté en el texto "Secondary Inspection", y es que, en resumidas cuentas, llegando al aeropuerto de Los Angeles en la computadora les apareció que había que revisar a todos los "Arturos García" que pasaran por migración, porque hay uno al que están buscando. El Pons, obviamente les valió madre, porque aquí solo cuentan el primer apellido. Desde entonces, cuando paso por migración pongo "GarcíaPons" todo junto, y me ahorro las 3 horas del seconday inspection.

Hoy publicaron en el País, la noticia de un ciudadano de Guinea- Bissau que paseaba libremente por las calles de Bilbao, unos polis le pidieron su identificación y fue detenido porque su nombre, Flavio Emilitín Silva Moreira, figuraba en la lista de personas con orden de búsqueda. Resultó que otra persona con el mismo nombre había cometido un par de delitos, en Almería, a unos 1,000 kilómetros de la capital vazca. 173 días se tardaron en descubrir que había un Flavio Emilitín preso en Bilbao, y otro en Almería.

Hasta hace un par de meses, el número de muertos en México causados por la guerra al narcotráfico era de 28,000. Ahorita yo calculo que ya llegamos a los 30 contando las bajas extranjeras, los migrantes en Tamaulipas (a la que ahora todos llaman Mataulipas). A lo que voy es, ¿que nombres tenían esas 28 mil personas? Hice un cálculo a bote pronto, en el que sacando la raíz cuadrada de 28,000, que son 167.33, podríamos buscar 167 nombres y ponerles a cada uno 167 apellidos tendríamos un aproximado de los nombres de esas personas.
Por ejemplo:
1.- Abraham
2.- Adrian
3.- Agustín
4.- Alberto
5.- Aldo
6.- Alejandro
7.- Alfredo
8.- Alvaro
9.- Andres
10 .- Angel
11.- Antonio
12.- Armando
13.- Arturo
14.- Benjamin
15.- Bernardo
16.- Braulio
17.- Carlos
18.- ....
hasta poner 167 nombres

Y lo mismo con los apellidos
1.- Aguirre
2.- Arenas
3.- Avila
4.- Ascencio
5.- Almaguer
6.- Alva
7.- Anaya
8.- Bravo
9.- ...
hasta poner 167 apellidos

Se necesita mucho tiempo libre y ocio para hacerlo, pero, si fuésemos combinando cada nombre con cada apellido, nos vendrían a la cabeza un montón de caras conocidas. ¿Cuántas? pues seguramente por lo menos mil, o aunque fueran cien.

Ponerle nombre a los muertos significa que también les ponemos caras, y en algún momento nuestro propio nombre aparecerá. ¿Qué se siente que hayan matado a alguien que se llama igual que tu? ¿qué hizo para que lo mataran?¿qué no hizo?¿Dónde estudió o no estudió?¿Qué lo hizo convertirse en un monstruo despiadado que tuvo que ser aniquilado por las heroicas fuerzas armadas nacionales?...

Seguramente es una clavadez, una tontería, porque finalmente, no soy yo, ni eres tu, sino alguien que se llama igual que tu. Pero en el nombre, que es algo que no escogemos, llevamos algo en común con la vida de esa otra persona con quien lo compartimos, la vida que, supongo, no han escogido.

1 comentario:

Arnaldo Romero dijo...

No pasa nada si te hacen un segundo chek en una aduana. El tramite supone tan solo 3 horas de preguntas estúpidas, registro minucioso y milimétrico del equipaje y la humillante inspección personal que supone exponer tu cuerpo desnudo ante dos agentes de la autoridad.

Si tu nombre y apellidos coinciden con los de un delincuente es normal que las autoridades se tomen la molestia de comprobar tu identidad , hacer averiguaciones y verificar que tú eres o no eres el delincuente al que se busca.

El caso de citas del subsahariano enviado a prision durante 173 dias es harina de otro costal,commo se suele decir en la vieja España. En este caso nadie hizo comprobación alguna. Fue suficiente compartir patronímico con la persona a la que se buscaba para enviar durante 6 meses a un inocente. Todo por una completa y manifiesta incompetencia judicial.

Solo nos queda esperar que el juez responsable de todo esto, D. Francisco Javier Tucho Alonso, titular del Juzgado de Instrucción número 9 de Bilbao pague las consecuencias de este monumental fiasco judicial del que es responsable.