martes, mayo 08, 2012

10 Años

Hoy, 6 de mayo del 2012, por primera vez colgué los tenis. Los Casta Propaganda que me acompañaron en ésta última etapa antes de volver a México cuelgan ahora de un alambre amarrado entre dos edificios en una de las esquinas de la plaza del Sol, en el barrio de Grácia, en Barcelona. Si hay algo que me entusiasme en la vida, incluso que considero que es lo más valioso de nuestra existencia, esa cosa son "Las Primeras veces". ¡Me encantan!. Una primera vez es una experiencia única, irrepetible y trascendental. Un día, que andaba de vacaciones con Lalín haciendo turisteo en Barcelona, salimos del metro y al dar la media vuelta me encontraba a 50 metros de la Sagrada Familia. Inacabada, en obras, y tan majestuosa que sus torres se veían a contraluz a las 12 de la mañana. Después de varias semanas de haber empezado mi primer viaje por Europa(mi primera vez), y de un par de días en Barcelona, por primera vez algo me provocaba una sensación tan imponente. Hoy vivo en un sobreático, que viene a ser el 8º piso de un edificio en el barrio de Camp d´en Grassot, a quien todo el mundo considera como parte de Grácia o del barrio de la Sagrada Familia, o incluso el Eixample. El chiste es que desde la ventana de la cocina, donde cada día me levanto a prepararme y servirme mi café, desde ahí se ven las torres y la parte superior de nave central de la Sagrada Familia, porque vivo a dos calles del monumento. Quizá para la mayoría, las Ramblas sean el espacio más representativo de la ciudad Condal, o el Paseo de Grácia. Para mi es la Sagrada Familia. Cuando iba a la escuela de cine, en la bici, pasaba junto a la obra máxima de Gaudhí porque me causaba una sensación muy refrescante: me recordaba que estoy en Barcelona, nada más ni nada menos. Porque en 10 años viviendo aquí igual y te acostumbras tanto que se te olvida, y recordarlo estando aún aquí, es una sensación incomparable. Sino pregúntenle a los que han vivido esta ciudad, al Commander y la Gaby, al Robe, a Edgar, a Gus y Ylia, a Lolín. Viví 9 años en Grácia, en la casa que todos los que nos visitaron conocieron. Esa casa parecía un albergue de peregrinos mexicanos. La pintamos tantas veces que ya ni me acuerdo de que color quedó antes de que la dejáramos hace un año. A Annita le encanta pintar las paredes de las casas. Les cambia de color por temporadas. Es un ejercicio bastante interesante. Porque en el piso de calle Martí, que es del que estoy hablando, también cambiamos de habitación cada que alguien diferente vivía con nosotros. Ir cambiando de cuarto y de decorado nos daba la impresión de que estábamos en un piso nuevo. Y así estuvimos 9 años, renovándonos. A Annita la conocí en Grácia, que es un barrio con un montón de plazas. Conocí a la Nina porque Ivette, la Ewok más guapa de la tribu de los habitantes de la luna de Endor, me la presentó. Yo entonces vivía con Ricardo García, en la plaza del Nord, que es donde empieza calle Martí. Un año después de que nos presentaron empezamos a salir, después de un par de meses vivimos juntos, y en un par de años nos casamos y aquí andamos. Cuando empezamos a ser novios yo trabajaba en el Bar Chatelet, donde mis amigos se venían a emborrachar, a ahogar sus penas y a intentar levantar alguna buena carne para unos tallones. Tres de mis mejores amigos en Barcelona los conocí trabajando ahí: el Uri Barbas, el Uri Gafas y la Werita. Incluso el Barbas es nuestro testigo de bodas, el ¡¡¡Padrino!!!. De esto hace ya 10 años, y ahora trabajo en Plaza del Sol, en un bar de la Pam y el Jose, que son dueños también del Chatelet. Yo fui el primer camarero al que contrataron. Cuando abrieron aquel bar trabajaban sólo ellos dos, eran los barmans y camareros, y cuando se les empezó a juntar la chamba me ofrecieron currar ahí. Tres añitos me aventé entre el Chatelet y el Saint Germain, el segundo bar de la entonces pareja, que aunque hace varios años que ya no son novios siguen siendo socios en el bisne. Después del Saint Germain, que también está en Grácia, trabajé un rato en un par de películas. Mi primera chamba en cine, mi primera vez, fue de velador. Estaban rodando una peli en un polígono industrial en Badalona, y en un estacionamiento tenían a un enorme chango de fibra de vidrio que de su pecho salía una resbaladilla. Era parte de la decoración y teníamos que cuidar que por las noches nadie pasara a perjudicarla, porque aparte de que no estaba lo bastante bien montada como para deslizarse por el juegote, la banda le pintarrajeaba cosas y luego les jodía la continuidad de la peli. "La Silla" ganó un premio en Locarno y aún no se si salgo en los créditos. Por ahí la tengo, me voy a fijar, sirve que la veo otra vez, está bien chida. También estaba por ahí el Wicho, compa tapatío de la escuela de cine. Entrabamos a las 8 de la noche y salíamos de chambear a las 8 de la mañana que llegaba toda la banda para reanudar el rodaje. Las noches eran largas, perfectas para terminar de escribir el guión cero de un largometraje. En esa chamba coincidí también con Pasqui, que fue nuestro profe de producción en línea. Unos meses después de ese jale me encontré a Pasqui en la calle y me ofreció currar en una "película muy chiquita". Un proyecto del que Pasqui, que tiene un currículum impresionante, estaba enamorado. Me entrevisté con el Comandante Roger Lapuente y Magda Timoner, los meros chidos, y durante más de un mes estuvimos grabando "Fum, Fum, Fum". Durante ese rodaje descubrí lo que es el "espíritu" de una peli. Después me llamó Salgot para su próximo proyecto: "MyWay", donde conocí al buen Miquel Folch. La Chamba en esa película me dejó cansadísimo. Empezaron a recomendarme que moviera mi guión, incluso me propusieron coproducirlo. Y lo peor de todo es que me animé. Un año después de entregar el material para "MyWay" estaba chambeando en el bar La Cafetera, en la plaza virreina. En esos más de 365 días me agarre los ... pantalones, me lancé 2 veces a México a buscar productoras, me fui con un guión bajo el brazo y regresé con la tarjeta de Ozcar Ramírez. Ozcar es la persona más valiente que conozco, no le tiene miedo a nada, ni siquiera a producir una peli con un guión como el de la Brújula. ¡Eso si es tener huevos!. Ya tenía poco menos de un año y medio dándole a la chamba en la Virreina con jornada completa, contrato fijo, y horario corrido, cuando un día me llama Montse Larqué desde Valencia para decirme que Ozcar ya había conseguido la lana para hacer la peli. Esto comprobó que no sólo es valiente, sino que es decidido y audaz, lo que lo hace un hombre en constante riesgo. Seis meses estuvimos la Annita y yo en México, la preproducción la hicimos en el D.F. y el rodaje en Sombrerete. Y regresamos a Barcelona, eran finales de enero. El marzo siguiente, regresé a la virreina, pero ahora el trabajo era por las mañanas y en el Bar Terra, de los mismos dueños de la Cafetera. Era una chamba muy agusto, cerca de mi casa en calle Martí, de 8 de la mañana a 5 de la tarde, o sea que a las 5:15 ya estaba en mi cantón editando la Brújula. Un año y medio después regresé a México decidido a cerrar el corte final de la peli, aunque ni Ozcar ni yo teníamos un centavo para pagarlo. Estando en León me llegó el aviso de que nos seleccionaron en Tokyo. Regresé de Japón con algo de baro, así que invertí en hacer DVDs con screeners de la Brújula para mandarlos a Festivales. En enero pasado ya no me quedaba nada. La crisis en España se amachinó este año. El último jale que hice de audiovisual fue una animación que hice en diciembre del 2010 y todavía no me la pagan. Así que empecé a buscar en productoras y tiendas de Skate. Pero terminé llamando a Pam por teléfono para ver si en alguno de sus bares o los de Jose (Que ya tienen 11), necesitaban a alguien. Pero yo ya había decidido regresar a México en verano. Pensaba hacerlo en julio. Mandé currículums a las universidades de León para ver si les interesa una clase de cine que daba aquí, en una escuelita de Grácia, y tener una chamba en León que me permitiera seguir escribiendo y desarrollando proyectos. Lo mejor de dar clases es todo lo que aprendes cuando eres el profesor. A esas clases en el Aula de Escritores les debo toda la planeación de la Brújula. Me refiero a los planos, el storyboard o guión técnico. Porque básicamente de eso se trata la clase, de darle forma a las pelis. Incluso uno de mis alumnos de esas clases tiene un documental en festivales como el de Málaga, el buen Luis Goyanes. El bar en donde chambeo ahora se llama Lorenzo, como mi hermana, y los dueños, como ya lo dije, son los mismos que el bar en el que trabajé hace 10 años. El ciclo se cierra. Hace poco más de un mes, de regreso del Lorenzo, abrí mi mail en casa y nos anunciaban la selección en Los Ángeles. Adelanté el viaje a junio. Grácia representa para mí una experiencia de 10 años en Barcelona. Ni el mar, ni el bicing, ni los sombreros pseudomexicanos de la rambla, ni el primavera sound o el sónar. El barrio que me acogió todo este tiempo es mi amuleto de la suerte. Calles y plazas llenas de significados, de gente que reconozco y me reconoce. De bares donde soy el Chango, ese mexicano con nombre raro(porque la palabra Chango en España no significa nada) y de apellido catalán. El camarero del Chido One- Chatelet - Saint Germain - La Cafetera - La Llorona - El Terra - Lorenzo. El que pasa con su bicicleta con un skate amarrado en la canasta de atrás, con el casco verde y rosa puesto. El que tiene una identidad secreta: "Dicen que es director de cine".

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