sábado, agosto 12, 2006

Las gambas y las angulas

Hoy estoy estrenando sensación. Y miren que no es fácil estrenar sensaciones en domingo. Pero antes de seguir contando, quisiera dedicar este correo masivo a la C.I.A y al F.B.I., para ustedes muchachos que seguro me están leyendo, y para los cuates y la familia también.
Resulta que hoy, por primera vez, o por lo menos que yo recuerde, me comí a un animal que vi vivo 45 minutos antes. Es un shock. Era él, o ella, o ambos en caso de que ese tipo de animal sea hermafrodita pertenecía a la clase de los crustáceos. Estaba ahí en el fregadero de casa de Maribel, mi suegra, a la que tengo un atípico respeto y cariño. Estaba yo ahí de metiche en la cocina preguntando si podía ayudar en algo y ahí estaba, estaban porque había dos. Había uno que de plano parecía que había asimilado su destino en un exquisito arroz caldós. El otro en cambio se veía aún nervioso, se le notaba en la manera agitada de mover las largas antenas. Mientras Maribel cortaba las ligas que tienen en las tenazas, que casualmente eran naranja, naranja Guantánamo ( pantone 11S01), y explicaba mi suegra que era una especie catalana, los llamántols, más pequeña que una langosta y más prietita y sin tantos picos… en fin, que llevaba la señera dibujada en una tenaza(bandera de Cataluña ahora reconocible mundialmente gracias al Barça, la de las rayas rojas y amarillas, cuestión que ha de estar molestando gravemente a Franco en su miserable tumba). Y se le veía en la cara que este último discurso tenía que ver con su destino: el de ser devorado por sus propios verdugos por culpa de su especie y su origen. ¿A quién no le gustan los camarones? Que levante la mano, aunque estén en la oficina. Hay incluso quienes dicen que no comen mariscos porque no les gusta ver los ojos del animal al que se están comiendo, aunque el animal nunca los haya visto antes… o algo así. Me acuerdo que desde pequeño me fascinaba la figura de los crustáceos estos, su diseño tan primitivo, porque es muy fácil y muy cómodo decir que venimos del mono, queda hasta más elegante decir eso a decir que venimos del camarón(sin albur), pero si seguimos la teoría de Darwing, que no porque falte un mínimo eslabón que significan millones de años de evolución, vamos a dar por descartada la gigantesca cadena que llevamos atrás evolucionando, miren que son miles de millones de años que no se pueden dejar de considerar. En esencia somos GAMBAS, CAMARONES. Lo más trágico de todo es que para comerte una paellita te vienen por lo menos 10, que bien podría ser el número de habitantes que hay en este edificio donde vivimos Annita y yo contando a la vecina de arriba que nunca hemos visto y a Edgarin que anda en México queriendo ejercer su derecho democrático de no saber por quien carajos votar. Y ya no digamos las típicas paellas organizadas en bola un domingo en cualquier cuidad de España, cientos de camaroncitos entre miles de granos de arroz hirviendo en caldo de pescado. Exquisito. Pero si hay cien serían más o menos tres manzanas del barrio de Gracia en Barcelona, que está bastante poblado, céntrico, bien comunicado y con buen ambiente menos en la plaza que están los borrachos todo el día con la Voll Damn. Lo grave viene ya los días de fiesta, el San Joan en Cataluña por ejemplo, que hacen de comer para todo el pueblo. Masacre total, todo un pueblo o una ciudad. Porque si eres un pez lo más grave que te puede pasar es que te coman enterito, pero no te comes una comunidad de peces en un solo plato, a menos de que seas una angula(por eso del título, para los que esperaban la explicación y para los del FBI que no crean que estoy hablando en clave sino directamente). El llamántol estaba riquísimo, mucha lata quitándole la coraza pero valía la pena. Lo del sentimiento me vino después, pero lo peor fue luego.
Hace rato compramos una pizza “mediterránea”, con espárragos, aceitunas y demás. Y fue ahí donde me acordé del amigo llamántol y de sus miles de primas gambas y camarones y de las gráficas de la evolución en los libros de texto de la SEP. Y en esa visión no me vi a mi como último eslabón, sino que vi al principio, en lugar de las gambas, a los habitantes de Atenco. El miércoles, viendo un noticiero, aparecieron dos chicas de aquí que estuvieron el 4 de mayo en México. Contaron a la televisión catalana las vejaciones, humillaciones y violaciones de las que habían sido víctimas a manos de la policía mexicana durante los hechos de ese día. Marta Sostres y Cristina Valls contaron con el horror que vivieron en MI país. También recibí un correo de Valentina Palma, chilena, estudiante del Centro de Capacitación Cinematográfica en el DF, que relata detalladamente, como buena documentalista y cineasta que debe ser, y es realmente indignante como a ellas tres junto con una alemana fueron objeto de lo peor que puede ocurrírsele a un ser humano. Tanto ellas cuatro como un chileno más fueron deportados en las mismas circunstancias y de la misma manera. Y lo peor de todo es que ahí esta la televisión, que finalmente son nuestros mismos ojos hambrientos, somos los Argos viendo fijamente a los ojos de los llamántols, a las gambas, los camarones, la especie primitiva(porque al parecer y lo que dice la prensa los de Atenco son primitivos) que en esencia y en realidad, somos nosotros mismos. Arrasamos con un pueblo entero para la gran paella del modernismo, el capitalismo, el individualismo. Mejor sigo comiendo pizzas vegetales.
xaX
Barcelona mayo,2006

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